PERIOSTITIS TIBIAL

La periostitis tibial es una inflamación del periostio, que es la capa más externa que recubre el hueso.

Esta capa contiene vasos sanguíneos y nervios que nutren y dan sensibilidad a los huesos. La periostitis tibial, en este caso, es un dolor a lo largo de la parte interna y/o externa de la tibia.

La causa principal de esta patología es el impacto continuo y las vibraciones que con la repetición va generando una sobrecarga en la musculatura del tibial anterior (parte externa de la tibia) y el soleo (parte interna de la tibia), a causa de generar apoyos plantares incorrectos que obligan al musculo tibial a arrastrar y consolidar la tibia, forzando la inflamación de la membrana.

Síntomas y factores

Hay factores a tener en cuenta, que pueden provocar que aparezca esta sintomatología como un exceso de entrenamiento, vibraciones repetidas, disminución del descanso, mala amortiguación en el calzado que se usa, el tipo de terreno por donde entrenas, falta de estiramiento y mala biomecánica podal al cargar el peso, ya sea por pie prono, cargar en puntas, pie plano, talonar, sobrepeso, tener poca movilidad de cadera…

La sintomatología principal es dolor agudo en la cara interna de la pierna, con una sensación de mucha presión local. Se pueden notar dos zonas: una en la parte interna inferior donde transcurren los músculos del tibial posterior, flexor común de los dedos y soleo; y la parte externa superior donde va el tibial anterior.

El dolor aparece al iniciar la actividad física, notando una ligera presión y quemazón local que va aumentando con el paso de la actividad, llegando a tener que parar. El dolor se atenúa con el descanso de varios días, pero reaparece al volver a la actividad.

Para diagnosticar la lesión, lo ideal es una prueba de imagen, que a través de ecografía se verá las estructuras dañadas, aunque lo más importante siempre es la sensación y la información que te cuenta el paciente.

Tratamiento

El tratamiento varía según la evolución de la lesión, ya que puede durar semanas o transcurrir meses.

Inicialmente se intentará hacer un tratamiento conservador, reducir la carga, bajando la intensidad del ejercicio, evitando cualquier entramiento de tipología fraccionada o trabajo físico marcado por ritmos, aplicar hielo para disminuir la inflamación, evitar antinflamatorios y mantenerse activo sin hacer actividades en las que aparezca el dolor.

Dentro del tratamiento fisioterapéutico se puede realizar desde masoterapia profunda en la musculatura implicada y en todo el complejo muscular de la pierna, realizar estiramientos del tibial anterior, tibial posterior, gemelos, soleo y a tener en cuenta si se realiza un vendaje neuromuscular, que no ejerza mucha presión, porque sino puede aumentar la sintomatología de dolor por la compresión generada. Una de las mejores maneras de abordar la periostitis es a través de las ondas de choque. Este tratamiento agiliza los plazos de curación del tejido.

De forma preventiva, sería correcto que se realizase un estudio biomecánico y de la pisada que pueda orientar a la hora de adquirir un calzado deportivo adecuado y la utilización o no de plantillas para la práctica.

Realizar también una actividad de fortalecimiento de la musculatura de la pierna, haciendo ejercicios que mejoren el tono muscular de la zona implicada y mejorar el calentamiento previo a la actividad física.